La presencia de basureros clandestinos en distintos puntos de la ciudad no es una novedad, ya que se han identificado en diversas ocasiones lugares donde los ciudadanos abandonan sus desechos, que van desde plásticos hasta muebles o electrodomésticos. Sin embargo, durante la temporada de lluvias, este problema se agrava y da lugar a uno nuevo: las inundaciones.
A pesar de los programas de recolección de basura implementados en Puerto Vallarta, aún existen ciudadanos que no tienen conciencia ambiental y optan por desechar sus residuos en predios baldíos, brechas, en las inmediaciones de los ríos o simplemente a un lado de la calle. Un ejemplo preocupante se encuentra en la calle Mangle, en la colonia Educación, donde ha surgido un basurero clandestino de gran envergadura que representa un verdadero foco de infección.
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En este lugar, se encuentran bolsas de basura, televisores, muebles viejos, pedazos de madera, electrodomésticos y llantas, entre otros desperdicios, abandonados en las inmediaciones de la calle. Esta situación se convierte en un problema de salud para los vecinos de la zona y contribuye a la contaminación ambiental. Además, durante la temporada de lluvias, estos desechos obstruyen las alcantarillas, provocando inundaciones y llegando incluso al mar, afectando la vida marina.
Hasta ahora, el problema de la basura parece no ser una prioridad tanto para las autoridades que no ha logrado frenar la generación de estos basureros, como para algunos habitantes, que continúan con estas prácticas irresponsables y perjudiciales para el entorno.
Es urgente que se promueva una mayor conciencia ambiental entre los ciudadanos, fomentando la adecuada disposición de residuos y la participación en programas de reciclaje. Asimismo, se requiere una mayor vigilancia y aplicación de sanciones a aquellos que incurren en la creación de basureros clandestinos.
Con la temporada de lluvias en pleno apogeo, es vital tomar medidas preventivas para evitar las inundaciones que estos basureros clandestinos generan. Solo a través de un esfuerzo conjunto y una mayor responsabilidad ciudadana, Puerto Vallarta podrá enfrentar este desafío ambiental y mantener su belleza natural para las generaciones futuras.