La niña sufre de una rara enfermedad genética en la que cualquier contacto con el agua le causa un dolor similar a quemaduras de tercer grado
Hastings, Minnesota.- Bañarse, llorar, una ligera llovizna, cualquier tipo de contacto con el agua representa la más cruel de las torturas para esta pequeña de 1 años 6 meses, la cuál fue diagnosticada con una rara enfermedad en la cuál todo su cuerpo siente un ardor parecido a las quemaduras de tercer grado cada que se moja.
La madre de Ivy Angerman comenzó a notar desde hace 6 meses que su hija presentaba urticaria, ampollas y erupciones rojizas en su piel cada vez que la bañaba, las cuales dejaban a la niña en un llanto desgarrador debido al dolor insoportable que sentía.
Sus padres intentaron de todo: cambiar todos los productos de higiene de su baño, acudir a casas de amigos y parientes para ver si el agua de su casa era la causa de todo, e incluso manejar hasta hoteles lejanos para tratar de bañarla en otras condiciones, pero con el tiempo, la condición de sus hija solo empeoraba.
No fue hasta que acudieron con especialistas del Centro de Información de Enfermedades Raras y Genéticas, en Estados Unidos, que por fin descubrieron los que le sucedía a su nena: Ivy sufría de urticaria acuagénica, un padecimiento extremadamente extraño que se desarrolla rápidamente después de que la piel entra en contacto con el agua, independientemente de su temperatura.
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De acuerdo con sus padres, Ivy adoraba la hora del baño, pero ahora hasta una rápida ducha de 15 segundo puede provocar erupciones y insoportable dolor que puede llegar a durar de entre 15 minutos a una hora.
No solo el bañarse le causa este problema, cada que llora, su rostro comienza a inflamarse al ser tocado por sus propias lagrimas. Incluso el sudar le causa reacciones a la piel de la niña, por lo que no puede jugar mucho fuera de casa ni estar en la nieve o en la lluvia junto con sus hermanos. Brittany teme explicarle a su hija que ya no puede nadar en albercas durante el verano como el resto de los niños.
La menor recibía un tratamiento de antihistamínicos dos veces al día para apaciguar sus síntomas, pero su cuerpo a comenzado a ser inmune al médicamente, por lo que solo recurren a él cuando la bañan dos veces a la semana, intentando limitar el tiempo de la niña en el agua, aun cuando ya todos saben que cada ocasión sera una horripilante tortura para Ivy.
“Solía amar el baño y ahora está gritando como si estuviera siendo asesinada cuando tenemos que lavarla”, dice la madre de 27 años. (Con información del debate)