El país está inmerso en una grave crisis medioambiental, con una temporada de fuegos que se ha adelantado mucho más de lo normal.
Los fuegos que ya han arrasado más de cuatro millones de hectáreas en Australia han llegado al estado de Victoria, cuya capital es Melbourne, la segunda ciudad más importante del país por detrás de Sídney. Este lunes, las altas temperaturas, que han superado los 40 grados en la ciudad, y los fuertes vientos —las autoridades han alertado de rachas de más de 100 kilómetros por hora—, han generado 35 nuevos incendios que en un solo día han quemado 185.000 hectáreas. El país está inmerso en una grave crisis medioambiental, con una temporada de fuegos que se ha adelantado mucho más de lo normal. Los incendios llevan siendo especialmente virulentos desde el pasado noviembre, sin embargo, el verano en el hemisferio sur acaba de comenzar.
Debido al riesgo de incendios, el domingo las autoridades australianas se vieron obligadas a evacuar a 30.000 personas de East Gippsland, una de las zonas que más preocupa ahora mismo, donde actualmente hay 28 fuegos activos. “Hay muchas partes boscosas. Sin duda, hay personas que están acampando en esas áreas. Ese es el último lugar donde deberían estar”, indicó el comisionado del Servicio de Emergencias del estado de Victoria, Andrew Crisp.
Los expertos señalan el cambio climático como uno de los factores que han provocado que la temporada de incendios en Australia dure más, con una “subida de las temperaturas y sequías más severas”, como afirmaba hace unos días a EL PAÍS Jamie Hanson, jefe de campañas de Greenpeace en la región de Australia Pacífico.
Por otro lado, en Nueva Gales del Sur, la región de Sídney, el servicio de bomberos rurales ha informado este lunes de la muerte de un bombero voluntario. El fallecido estaba ayudando en las labores de extinción de un incendio, cuando un fuerte viento hizo volcar el camión en el que se encontraba. Además, otros dos bomberos resultaron heridos con graves quemaduras. Es el tercer operario que muere este mes luchando contra las llamas en este estado del sureste australiano, donde el fuego ha destruido ya más de 900 casas.
“Devastado por la terrible noticia de la pérdida de otro bombero voluntario y otros dos heridos cerca de Jingellic, en el sur de Nueva Gales del Sur, donde volcó un camión. En un vehículo separado, otro bombero resultó herido”, ha dicho el primer ministro australiano, Scott Morrison, en su cuenta de la red social Twitter. “Es una noticia terrible para las familias. Estos son tiempos de prueba. Estamos muy agradecidos por el coraje y la dedicación de nuestros bomberos”, ha añadido el mandatario, que el pasado día 20 de diciembre decidió suspender sus vacaciones en Hawái tras las críticas de la oposición. La ola de incendios deja ya once muertos.
Este mismo lunes, el líder de la oposición, el laborista Anthony Albanese, ha publicado una columna de opinión en el medio The Sydney Morning Herald, en la que cuestiona la posición del primer ministro respecto al cambio climático. “La opinión de un grupo de ex-jefes de bomberos es que la temporada de incendios forestales es cada vez más larga e intensa debido al cambio climático. El primer ministro Scott Morrison se negó a reunirse con ellos. Simplemente, no estaba dispuesto a interactuar con personas, cuyas experiencias y opiniones informadas, amenazaban su implacable negativa para hacer más por reducir las emisiones de dióxido de carbono”, ha señalado Albanese.