El gobierno municipal de Puerto Vallarta inaugura su segunda catrina gigante, desatando críticas sobre las prioridades gubernamentales. A pesar del récord Guinness que ostenta, la ausencia de mejoras palpables en términos de turismo y desarrollo local ha generado escepticismo entre los residentes.
La noche del sábado, en la explanada de La Lija, se llevó a cabo la inauguración de la segunda catrina gigante por parte del gobierno municipal de Puerto Vallarta. Aunque este evento buscaba resaltar la identidad cultural local, ha generado cuestionamientos sobre las prioridades del gobierno actual, ante la persistente falta de avances significativos en temas cruciales.
A pesar del entusiasmo por las catrinas monumentales como un distintivo de Puerto Vallarta, se han planteado dudas sobre su impacto real en el crecimiento turístico. Con solo un modesto aumento del 0.5% en la ocupación hotelera entre 2022 y 2023, según datos de Datatur, surgen cuestionamientos sobre la eficacia de tales eventos para impulsar el turismo local.
Las críticas han sido principalmente dirigidas hacia la falta de atención a temas urgentes en la ciudad, como el mantenimiento vial y las carencias en las zonas periféricas. Los residentes señalan la necesidad de una mejora sustancial en el transporte público y el servicio de agua potable, recordando los problemas que rodearon la renuncia del Director de SEAPAL.
Aunque las catrinas gigantes se erigen como espectáculos interesantes, la creciente insatisfacción de la comunidad respecto a las prioridades del gobierno municipal plantea un desafío para la administración, que deberá considerar la necesidad de abordar problemas más apremiantes para el desarrollo sostenible de Puerto Vallarta.